La inflación en Argentina repuntó al 1,9 % en julio

El índice de precios al consumidor en Argentina registró en julio un aumento del 1,9 %, lo que marcó un repunte respecto a meses previos y encendió nuevas alarmas en materia económica.

En definitiva, el dato de julio no solo es una cifra en los informes técnicos: es un síntoma de la fragilidad de la economía argentina y de la incertidumbre que atraviesa a la sociedad en pleno año electoral.

Aunque el número pueda parecer moderado frente a los registros históricos del país, el dato refleja un cambio de tendencia que preocupa tanto al gobierno como a los analistas privados, ya que se da en un contexto de fuerte recesión y pérdida de poder adquisitivo.

El equipo económico de la administración Milei sostiene que la inflación se mantiene bajo control en comparación con años anteriores, pero admite que el repunte de julio responde a una combinación de factores: aumentos estacionales en alimentos, ajustes en tarifas de servicios públicos y el impacto acumulado de la devaluación. Por otra parte, comerciantes y consumidores denuncian que los precios en góndola crecen a un ritmo más veloz que el que muestran los índices oficiales, con subas que erosionan el salario real mes a mes.

La situación genera tensiones sociales cada vez más palpables. Los sindicatos reclaman actualizaciones paritarias de urgencia y advierten que las negociaciones salariales están quedando desfasadas respecto de la evolución del costo de vida. En paralelo, movimientos sociales exigen medidas compensatorias para los sectores más vulnerables, donde el impacto de la inflación se traduce en pérdida de consumo básico y aumento de la pobreza.

De cara al segundo semestre, los economistas advierten que el desafío será evitar un nuevo salto inflacionario que complique aún más el delicado equilibrio del plan de estabilización. Si bien el gobierno confía en que la reducción del déficit y la apertura de mercados externos ayuden a contener presiones, la persistencia de expectativas inflacionarias podría frustrar los objetivos. En definitiva, el dato de julio no solo es una cifra en los informes técnicos: es un síntoma de la fragilidad de la economía argentina y de la incertidumbre que atraviesa a la sociedad en pleno año electoral.